No lo digo despectivamente, ¡ni mas faltaba!, lo digo por si acaso, ustedes, madres que me leen, piensan que hartera de día.

He visto en esta semana, turisteando por las redes, que muchas madres se quejan de su día y hasta prefieren que no se los celebren. Reniegan porque caen todos los hijos, nietos y familiares que jamás las visitan y llegan maní vacíos o con licor y ahí es donde les dañan el día.

Otros por el contario van es a almorzar o a comer, pero no la hacen ni la llevan, esperan a que sea la mamá quien los sorprenda con las viandas y otros en cambio, llevan todo y se van y dejan la casa patas para arriba y no ayudan a limpiar y a la pobre mamá le toca hacerlo hasta entrada la noche.

Y por su supuesto, los peores, se encuentran los hijos que ni se hablan y en lugar de reconciliarse, comienzan a pelear y en esas peleas se mete todo el mundo y termina en trifulca con muerto a bordo y esa fue la celebración del día de la madre, Va la madre para esa celebración

Pero también están los más tranquilos y pudientes que la invitan a comer afuera y la llevan a un restaurante en el cual no hicieron reservación y las filas son de mas de horas y cuando ya les dan el cupo, todo el mundo está malgeniado y se tiraron la fiesta, aparte de que la mamá, normalmente con horario de comida fijo, ya no se siente animada, sino cansada, y sin ganas de comer. Va la madre para esa idea de celebración.

Y ni hablar de los mas sofisticados, aquellos, que escogen el mejor restaurante, hacen la reserva, llegan cumplidos y la mesa supera las 15 personas y pasan las horas y la comida no llegan la música suena duro, todos conversan entre sí y la mamá apenas si escucha o la tienen en cuenta, Vaya día, así si vale decir, la madre para este día.

Pero también estamos los organizados, los que tenemos claro quién es la madre, qué le gusta, la que es centro de todas las madres de la familia y unidos, escogen un lugar dentro de las casas de ellos mismos y hacen un almuerzo comunitario en el cual todos llevan algo, previamente pregrado y escogido con anticipación para que nadie repita plato y así todo llega bien, hay armonía y si las abuelas son el centro de la reunión, las otras madres no son menos atendidas, por el contrario, para todas hay festejo, regalos y felicitaciones y los niños pequeños, si los hay, van a disfrutar y con sus primos arman juegos que para nada impiden hacer una buena celebración, la casa queda como si nada hubiera pasado porque todos los hijos recogen.

Aquí lo importante es definir quien es la homenajeada y saber que es por ella como centro y matrona familiar, la que los reúne, la que hace que todos asistan porque es una abuela maravillosa y una mamá insuperable, que supo formar bien a sus hijas y éstas a los suyos y por eso las celebraciones transcurren en paz.

Para este tipo de madres, su día es una verdadera fiesta.

Pero no olvidemos a las que ya no están para ellas, también debe haber fiesta y qué mejor manera de hacerlo que recordándolas, que, teniéndolas en el corazón de cada uno, que mejor homenaje, que el contar historias de esa mamá que se fue, en las reuniones y destacar lo mejor de ellas, ese es el mejor reconocimiento, que, aunque cause añoranza, no duele su partida porque siempre tendrá el amor y los mejores recuerdos para sus hijos.

Ya cada quien celebra como quiere, pero no debemos olvidar que madre solo hay una, las que nos tocó y merece reconocerle su trabajo, pues sin ellas, no estaríamos aquí y por ellas jamás diríamos va la madre para este día, todo lo contrario, que día tan corto para celebrarle a la mamá, sus desvelos, educación y ejemplo.