Quien lo creyera, a mi edad y con mis convicciones, me tatué en el brazo derecho el símbolo del autismo, por amor a Sebastián mi nieto y porque el compromiso con mi hija es total.

Lo que comenzó como una pregunta charlando, le salió caro: “Mami, ¿serías capaz de tatuarte el símbolo del autismo conmigo?” sin dudarlo dije sí y ella cayó…plop.

No lo dudé a pesar de que toda mi vida no permití que ninguno de mis cuatro hijos se tatuara, jamás les dejé que se pusieran piercings  o que maltrataran su cuerpo de por vida, pero no por el prurito de no dejarlos, sino porque siempre he creído que el cuerpo es sagrado, que hay que cuidarlo y protegerlo, que no debemos permitir que nada ni nadie nos dañe, porque la moda mas tarde que temprano incomoda y porque uno nunca sabe que puede acarrear un mal tratamiento del cuerpo. Ellos, mis hijos, aceptaron, no sin chistar mis razones y las respetaron mientras que vivieron con nosotros. Apenas se fueron y formaron sus propios hogares y vida, dos de ellos se tatuaron, por ello, cuando de sorpresa vieron mi tatuaje lo primero que dijeron fue: “Mami, ¿no que el cuerpo es sagrado?, ¿No que hay que cuidarlo? ¿No te da pena que a tu edad tengas rayada la mano?”, los dejé que hablarán y me hicieran el bullying que quisieran, estaban en su derecho, me estaban dando de mi propia medicina, pero cuando acabaron y les expliqué mis razones, se les aguaron los ojos y al igual que yo entendieron y también se comprometieron.

Una sola condición le puse a mi hija para hacerme el tatuaje,que no lo pagaría yo. La razón era simple, eso de cuidar el cuerpo, no solo es un argumento, es un principio de vida y como tal no lo iba a violentar pagando para rayarlo. Suena contradictorio, pero no, el compromiso seguía y así fue. Nos tatuamos mi hija Mónica y yo, el mismo día, a la misma hora y con el mismo profesional. Obvio que buscamos al mejor y averiguamos por su trabajo y la verdad, ya hace 5 meses de ello y todo salió super bien.

Como ven es un tatuaje suave, delicado, pero con un significado claro: amor y compromiso.

Aquí en la foto que les adjunto pueden ver el corazón y lo que hay dentro son fichas de rompecabezas, símbolo del autismo. Debatible todavía para algunos, pero por ahora es el que hay. Digo debatible, porque al poner fichas se podría significar rompimiento y en el autismo no lo hay, pero también significa que es una búsqueda para armar bien el rompecabezas y encontrar la inclusión en este mundo. El corazón, es autoría de mi hija y significa el amor y los punticos son las cuatro personas que conforman su hogar: Jorge su esposo, Mariadelmar su hija mayor, Sebastián y ella. Con ellos es mi compromiso.

Mi tatuaje me lo hice a propósito y con propósito. Lo puse en mi mano derecha en un punto en donde es fácil de ver, porque quiero que se vea, porque quiero que todo el que lo mire se asombre de verme tatuada y me pregunte o me goce, porque luego de escucharlos les doy la explicación y todos de inmediato se conmueven, me abrazan y siento su afecto y apoyo y porque quiero que sepan que tengo un nieto con condición de autismo al que amo y al que quiero ayudar como abuela, porque puedo hablar y explicar con mis palabras que es el autismo, porque manifiesto el orgullo por mi hija y su familia, porque siento esta condición como una bendición y porque a la larga puedo ayudar a otros.