Les recuerdo queridas abuelas, que los millennials, son nuestros nietos y aún nuestros hijos menores.

Son a ellos a quienes estamos levantando, a los que estamos criando, a los que estamos formando y serán los hombres y mujeres que mañana estarán al frente del poder, cualquiera que este sea, o los que serán los grandes creadores y formadores de empresas, o quienes nos guiarán hacia el desarrollo, o nos hundirán en el fracaso, si no les damos la educación apropiada.

Escuchaba en estos días una conferencista guatemalteca, llamada Gloria Álvarez, autora del libro, el «Manual del populista perfecto», elaborado por la Fundación Progreso y Libertad y me tocaron sus palabras, porque nos responsabilizó a los padres y abuelos de hoy, por la clase de personas que estamos formando.

Explicó los pasos que siguen los populistas para hacerse al poder político y mantener su dominio casi dictatorial. Ella, una libertaria de tiempo completo, decía en su discurso, que los niños que levantemos hoy o el manejo que le estamos dando a los millennials, marcarán el futuro del mundo.

Decía, y así lo creo, que si nosotros como padres y también como abuelos, les cortamos sus ideas, les cambiamos sus pensamientos, no les ayudamos en su formación, tendremos jóvenes opacos, miedosos, incapaces de pensar por sí solos y abiertos a seguir al primero que les hable como ellos, independiente de cualquier ideología.

Esos jóvenes a los que hoy regañamos en lugar de hablarles, esos muchachos a los que les gritamos porque dijeron algo que no era lo que pensábamos nosotros, esas jóvenes a las cuales les restringimos sus lecturas, sus salidas, sus amigos, en lugar de ayudarles a entender, de darles material para que lean, o estudien, serán la carnada perfecta para los oportunistas populistas, porque van a carecer de ideología propia y creerán cualquier sandez que escuchen independiente de su historia.

Y para que se hagan a una idea, les voy a describir a un populista según Gloria Álvarez y me dirán de inmediato, pues claro, aquí están. Miren pues:

Lo primero que hace un populista es dividir. Ella en su libro amplía mucho esta característica, pero yo, respetuosamente, la traeré a mi lenguaje y circunstancias, pues lo que estamos viviendo en nuestro país y ciudad es patético. Estamos divididos en buenos y malos, en los de un lado y de otro, en que todo lo que sucede es culpa de uno o de otro; como país nos dividimos como si no tuviéramos cerebro. Ya no leemos libros sino tuits que solo respiran odio, violencia y destrucción.

Y aquí entro yo con mi cantinela de siempre para que les contemos a nuestros millennials la historia de este país, como se formó, quiénes lo hicieron, qué papel representaron las empresas, cómo fueron los gobiernos, pero esto no solo desde nuestra perspectiva, démosles, los libros los artículos y todo lo que les pueda resultar interesante para que se formen su propio criterio.

Continúo con lo que son los populistas:  asumir un rol de víctima, es otra característica, muy bien descrita por Gloria Álvarez. Siempre serán líderes que se hicieron de la nada, que fueron pobres, sufridos e hijos de nadie. Y aunque tengan padres, los esconden, dicen que llegaron a donde están por sus propios esfuerzos, buscando apoyar a los pobres, pero lo que hacen es llenar el país de más pobres y enriquecerse ellos. ¿Ya descubrieron a alguno?

La «actuación» ante los medios es otra característica que tiene los populistas, son unos actores que manejan una verborrea parecida, encantan a los periodistas con su conversación y conocimiento, pero luego se queda uno pensando en ¿qué dijeron?

Apadrinan causas populares: no hay revuelta donde no estén apoyando, instando a la justicia social, con micrófono en mano hablan de la pobreza del pueblo, de la falta de trabajo y cuando la cosa se sale de madre, ayudan a lavar lo que los enloquecidos en masa, pintaron, gracias a sus palabras.

El país que construirán es otra de sus características: pintan un país para los pobres, en donde estos serán los ricos, en donde el estado les dará de todo, en donde la empresa no será privada sino estatal, los bancos los manejará el gobierno y él será el líder que acabará la injusticia y, al final nos damos cuenta de que efectivamente acabó con la pobreza, pero la de él, porque ya se viste mejor, se calza de marca, ya no tiene apartamento, sino casona y su fortuna está afuera, bien cuidada en otro país.

Si nuestros hijos y nietos, no tienen criterio, no estudian la historia, no se exponen a los medios para escuchar, ver y leer de todo tipo de información, sino escuchan la historia contada, si no saben de la época de la violencia, si no conocen los muertos que cada familia de este país puso durante la guerra y la violencia partidista, si no conocen lo que fueron más de 50 años  de secuestros, asaltos, bombas, cautiverios etc., que nos dieron los que hoy quieren gobernar a base de populismo, no podremos tener futuro.

Nuevamente, los invito a ustedes abuelos, abuelas, padres de familia, con hijos millennials, para que les hablen, les muestren, los animen a leer, a escuchar y que se formen con un criterio responsable, no solo por él, sino por los demás. Si no lo hacemos, ellos estarán condenados a repetir lo que ya pasamos y al final, culpa en esto también tendremos.

Por lo demás, los invito a apoyar lo nuestro a defender lo que tenemos, desde la concientización, el amor, la historia y la buena información.

Nota: si quieren leer el libro, en Google lo encuentran, al igual que varias intervenciones de Gloria Álvarez.