VIEJAS NO, PERENNIALS.

 

¿Han notado ustedes, que cuando llegamos a esta edad, empezamos a recibir un tratamiento diferente por parte de todo el mundo?

¿Han notado ustedes que la palabra consideración se nos está aplicando en todo?

Les cuento esto porque yo si lo he notado y especialmente en mis hijos y claro, también cuando uno sale de compras, cuando va un restaurante, cuando hay que hacer filas, cuando nos ceden un asiento etc., y déjenme decirles que eso no me duele, no me incomoda, no me molesta, pero hasta cosas simpáticas pasan.

Recientemente hablaba con una amiga, me decía que su tía, y también su mamá cuando vivía, se molestaban mucho porque sus hijos y sobrinos no les contaban toda la verdad sobre las cosas, y ellas enojadas les decían, “acaso somos bobas, tampoco nos vamos a morir por saber la verdad, no somos tan tontas para no entender” y así más cosas, cuando en realidad, lo que se tenía con ellas, era consideración, para no estresarlas, para no entristecerlas, para no molestarlas con temas que no era relevantes y si lo eran, pues para no preocuparlas.

Yo no sé ustedes, pero yo sin enojo, si quiero que me tengan en cuenta por varias razones, la primera, porque no estoy vieja, estoy madurando, jajaja, los sesenta y tantos que tengo, según las nuevas tablas de edad, apenas me ponen en la madurez y la verdad, soy una perennials

La segunda razón, es que me siento vital, soy inteligente, bien informada, con criterio propio y buena asesora, no consejera, pero si soy capaz de poner a reflexionar y reflexiono bien, sobre lo que sucede.

En tercer lugar, me gusta que me consientan, pero no que me hagan inútil y mucho menos, me hagan sentir inútil. Me molesta y me enoja que me miren como incapaz, ni siquiera cuando esté realmente vieja. Si cuando lo esté tengo mi cabeza y mi cerebro funcionando, exigiría ser tratada bien, no ninguneándome.

Siguiendo con el cuento, no nos gusta que nos hablen duro, todavía no hay sordera y si la tenemos, no tienen por qué estarnos diciendo que somos tapias, ya saben ustedes, que el sordo compone y no hay que ofender, simplemente repitan los que nos dicen, más de cerca.

Por favor, jamás nos griten, si nos hablen cantadito y mucho menos nos regañen. No hagan que les cojamos miedo o peor aún, que nos guste tenerlos cerca porque ya sabemos que vienen de mal genio y se las pagamos nosotros, no por bobas, sino porque como tenemos experiencia, entendemos que es inútil, alegar, cuestionar, o decir, porque terminaría en pelea. Por eso, mejor callamos, pero no entiendan ese silencio como que tenían razón, no, porque al final, nos sentimos ultrajados, adoloridos y maltratados.

Yo se que ustedes como yo, agradecemos que nos traten bien, pero no nos den regalos de viejitos, no busquen el saco señorero, ni la pashmina de colores pálidos, ni el piyama mata-pasiones, ni el perfume que huele ha guardado, somos abuelos de este milenio, estamos vivas, sentimos, amamos, disfrutamos, tenemos edad sí, pero la actitud nuestra es diferente.

Cuando digo que somos abuelos de este milenio, es que crecimos con el siglo y con ustedes, puede que la tecnología nos sea más difícil de entender, pero no griten ni nos hagan mala cara cuando les pidamos el favor o una explicación, háganlo cariño, recuerden que la vida da la vuelta y todo se paga en esta vida y lo mismo le harán a ustedes sus hijos, así que siembren para el futuro.

No obstante, muchos preferimos buscar profesores para entender esto de la tecnología y recrear nuestra ignorancia sin tener que soportar lenguajes no verbales de cansancio o pereza de enseñarnos y así, lento lento, vamos alcanzando niveles que hasta a veces los descrestamos.

Somos de este milenio, porque más que ustedes, leemos, nos informamos, compartimos reuniones virtuales en donde cada vez aprendemos mas, porque tenemos tiempo para eso, asistimos a charlas interesantes sobre temas que ustedes ni siquiera han contemplado aprender, sabemos y vivimos la política, claro está que algunos, no todos, disfrutamos los avances de la ciencia y aprendemos más de medicina y medicamentos, porque los visitamos tanto, que nos volvemos expertos.

Así pues, para los jóvenes que me leen y para ustedes abuelos que sienten lo mismo, les digo que estamos en la mejor edad, que si bien lo que sigue es la vejez, nos estamos preparando para recibirla con buena actitud, en donde no incomodaremos a nadie, en donde trataremos de no ser insufribles, sino que cada vez que quieran vernos, así sea con mucho tiempo de no hacerlo, siempre los recibiremos con amor.

Por lo pronto, no nos maten antes de tiempo.