Yo no sabía que tenía tanta emoción contenida. Y menos sabía que ver a mis compañeras de colegio después de 50 años, me iba a causar una profunda emoción. Tampoco sabía que habíamos crecido tanto y desconocía por completo que no iba a reconocer a casi nadie.
Entre la emoción, la risa y las lagrimas de muchas, revivimos ayer, una amistad de compañeras de colegio inigualable.
Casi 70 amigas logramos atraer a un encuentro de egresadas del año 1972 del colegio de la Presentación. Fue la locura vestida de mujer, todas de la misma edad, si acaso una más mayor que otra, pero todas cambiadas, solo unas, conservaban ese halo de entonces, pero por fortuna todas estábamos bien marcadas y logramos reconocernos y cuando eso sucedía, el grito, lo decía todo.
Vernos de nuevo, pienso que, nos llenó el alma a todas. Estoy segura de que cada una en su casa llegó a contar lo mismo, porque hubo historias envidiables, vidas para contar, tristezas para llorar y también muchas que se fueron primero y a quienes extrañamos.
Fue una organización impecable y un servicio y atenciones inmejorables. Quienes hicieron la titánica tarea de reunirnos a tantas, merecen el Oscar a la buena organización, Nada faltó, ni la buena comida, ni los pendones que nos decían de donde éramos egresadas, ni los marcos para las fotografías, ni las fotos para recordar cómo éramos, ni las nuevas fotos que nos tomamos, y ni los recuerdos que nos dieron, todo fue perfecto, porque a pesar del tiempo transcurrido, seguíamos siendo las mismas niñas que estudiamos juntas y que atesorábamos tan bonitos recuerdos.
Pero ese encuentro me llevó a reflexionar sobre las vueltas de la vida. Sobre cómo el destino se encargó de cada una para bien o para mal. De cómo los años son implacables y de cómo el tiempo, que no perdona, nos hizo un espacio para vernos.
Aunque todo era felicidad, no faltaron las historias tristes: las que perdieron su amor, las que perdieron a sus hijos, las que vieron su vida desbaratada por una separación dolorosa, las que la vida las llevó lejos y no se apiadó de ellas, las que trabajaron duramente para salir adelante y las que sufrieron inclemencias de todo tipo, pero nada de eso, las amilanó porque estaban hechas a prueba de todo y salieron adelante. Que belleza de historias de superación, de amor, de perdón. Valores que justamente nos inculcaron las hermanas de la presentación, pero que en nuestras casas trabajamos siempre.
También pude observar cómo la vida hace lo que quiere y concentra las buenas oportunidades en algunas, que también por mérito propio, sobresalieron en sus profesiones, es sus empresas, en sus vidas y siguen siendo exitosas.
Y verlas me hizo sentir que, en aquella época, estábamos destinadas y educadas para ser buenas profesionales, madres, esposas y abuelas, pues en este encuentro casi todas, teníamos hijos, estábamos aun casadas, éramos abuelas y todas tan orgullosas de serlo. Yo creo que hace 50 años ese era el gran propósito de la educación religiosa y nos criaron para formar familia, para formar en valores, para mantener la unidad del hogar, para ser felices con poco o mucho, para ser solidarias y para mantener la fe.
Pero también nos formaron para ser éticas, honestas, buenas profesionales, mujeres integras, lideres en la sociedad y capaces de desempeñar el papel que nos pusieran sin amilanarnos y con la fuerza y la entereza que da el conocimiento. ¡Vaya mujeronas las que allí estuvimos!
Mirándolas a todas reunidas, descubrí también muchas cosas en común, aparte de la edad, casi todas mujeres centennials, de esas que nos resistimos a morir, teníamos la característica de ser sinceras, de contar sobre nuestras vidas con total facilidad, de ser espontaneas y hablar sin tapujos, de la facilidad para reírnos a carcajadas y del buen humor y el sarcasmo bien entendido para contar nuestras historias.
En encuentros como estos, nadie se fijó si estaba mas vieja, mas joven, mas bella o mas fea, fue lo de menos, creo que eso nunca nos importó, porque de lo que hablamos y nos reímos, fue de todo lo que a la fecha estábamos perdiendo: la buena memoria, en mi caso, si me supe el nombre de dos o tres fue mucho, la perdida de identificación facial, todas parecíamos que hubiéramos estudiado en otro colegio, porque por la parte física, nos dio algo de dificultad reconocernos.
Nos gozamos nuestros dolores de rodillas, aunque jamás fuimos arrodilladas, de espalda, aunque jamás nos inclinamos para ser humilladas, de la falta de visión, porque hemos visto mucho, pero fuimos acertadas cuando le echamos el ojo a los muchachos, a los trabajos, a los yernos y así sucesivamente. ¡Vaya mujeres las que nos encontramos!
Fue un encuentro de todo un día, que pasó volando. ¿Qué nos vamos a volver?, claro que sí, para celebrar los cien años de egresadas, ese fue el chiste final, porque las mujeres de hace 50 años, nacimos con el chip del buen humor, con la idea de ser felices, con hacer lo que queríamos y lo hicimos bien, porque fuimos levantas con chancleta, arañazos maternos, castigos severos, pulcras en todo sentido y porque nos enseñaron que si escogíamos algo ara hacer, por humilde que fuera, nos íbamos a lucir. Porque nuestro psicólogo fue el rejo o la chancla y eso no nos maltrató ni nos dejo huellas, eso nos formó. ¡VAYA MUJERONAS LAS QUE NOS REUNIMOS!
Viky que lindo encuentro lleno de amor y amistad
Felicitaciones a todas
Un abrazo fuerte parat ti por compartir estos recuerdos
Vicky,maravilloso encuentro.Espectacular tu crónica.Nos trasmitiste en pocas palabras el sentimiento de todas!!!!Gracias
Muy buena tu reflexión del encuentro. Coincido contigo en que si somos unas mujeronas muy hachadas pa’ lante, cómo se dice popularmente. Llenas de energía todavía y dispuestas a enfrentar todo lo que la vida nos traiga. Siempre ávidas de conocimientos con ganas de hacer todo lo que queríamos sin que nadie nos lo impida.
Qué emoción! No he podido aterrizar! Muchas gracias a todas por la tarde más maravillosa que tuvimos! Qué felicidad ver estas «mujeronas» juntas, riendo y compartiendo historias de vida! Mi alma está renovada y sonriente! ❤️
Leerte fue sentirme otra vez entre las compañeras; disfrutar el Encuentro desde tu mirada.
Sin duda, “¡VAYA MUJERONAS LAS QUE NOS REUNIMOS!”
GRACIAS Vicky!
Maravillosa tu crónica sobre ese delicioso encuentro
Realmente fue espectacular
Gracias a todas todas por esa increíble tarde
Espero que se pueda repetir
Gracias Vicky Gracias al equipo organizador
SE LUCIERON merecen todos mis aplausos
Felicitaciones María V., tú facilidad para expresar todos esos recuerdos y momentos vividos en el encuentro, me hiciste disfrutar como si fuera una de ustedes. Abrazos
Vicky fue un día inolvidable!! Retroceder en el tiempo y volver al colegio otra vez con la experiencia vivida y junto a las amigas y compañeras queridas!!! Gracias 🤩 por emocionarme con tu criónica!!
María Victoria; maravillosa tu crónica y reflexiones del encuentro de exalumnas de La Presentación. Me encantó el siguiente texto, que comparto al 100% «:Nacimos con el chip del buen humor, con la idea de ser felices, con hacer lo que queríamos y lo hicimos bien, porque fuimos levantas con chancleta, arañazos maternos, castigos severos, pulcras en todo sentido y porque nos enseñaron que si escogíamos algo ara hacer, por humilde que fuera, nos íbamos a lucir..». Te escribe el profesor de Química y Trigonometría que las hizo «sufrir» con asignaturas que con mucha exigencia pero con la sana intensión de prepararlas para la vida universitaria, les acompañó en quinto y sexto bachillerato. (Alberto)
Que pena con el horror de ortografía que se me fue en el anterior comentario…»intensión», lo correcto es «intención» (Me merezco una nota de 1 por el garrafal error.