“Mira mi vida, a mí me puede fallar la rodilla, la espalda, el manguito rotador, pero la intuición, jamás”. He escuchado muchas veces esa frase, proveniente de las mamás y de las abuelas y de las jovencitas de hoy que todo se lo saben.

Y lo dicen para probarle al que sea, que cuando ellas dicen que va a pasar algo, que eso no es así, que ese chico o chica no te conviene, el tiempo acaba dándoles la razón. No se si es bueno o malo, pero normalmente deja un sabor amargo en el que pierde.

En mi caso, soy de las que sigue al corazón, pero siempre le coqueteo a la intuición, soy de las que cometo errores por hacerle caso al corazón, pero casi nunca me equivoco si le hago caso a la intuición.

Soy soñadora y trabajo los sueños porque creo que estos se consiguen si los luchas, pero normalmente voy detrás de lo que siento y de lo que creo, aunque a veces muero en el intento, pero aquí estoy, vivita y aprendiendo, lo que al final me da la experiencia, de la que aprendo, pero que, como todos, no le hago mucho caso. Todos queremos experimentar por cabeza propia y no ajena.

Pero volviendo a la intuición, dice el diccionario, que es, esa facultad que tenemos algunos seres humanos, no todos, de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento. La intuición es ese olorcillo que manejamos, especialmente las mamás y las abuelas, que viene de la experiencia, y que hace que cuando digamos algo a alguien o advirtamos algo a alguien, eso salga.

Nos dicen que somos brujas, que cómo diablos le hacemos para adivinar que eso va a pasar, que por nuestra culpa todo salió mal. Así de fácil es cargar con culpas ajenas por culpa de la intuición.

Pero independiente de si es bueno o no hacerle caso a la intuición, lo importantes es decirle también a quienes estamos advirtiendo, que eso se llama, sugerencias y que las hacemos antes de que tomen decisiones que deben analizar y que cada decisión trae consecuencias, las cuales deben asumir y aunque nuestra intuición casi nunca falla, es responsabilidad es de cada uno y deben enfrentar lo hecho.

La intuición es un concepto de la Teoría del conocimiento que describe directo y de inmediato, sin intervención de la deducción o la razón, porque se siente o es considerado como evidente. Y en eso no fallamos las mamás y las abuelas y todo aquel que tenga desarrollado ese sentido tan sutil y tan útil.

De todas formas, la intuición es un regalo para agradecer, porque es un sentido que llevamos en el alma y nos hace seguir lo que sentimos, así muchas veces no seamos comprendidos, pero no importa, hay que hacerle caso a la intuición, pregonarla si es el caso y no morir en el intento de decirlo, porque equivocarnos es de humanos, pero es menos peligroso si lo hacemos escuchando a la experiencia.

Y como dice Thalía en su canción, gracias a Dios por regalarle la institución al alma mía.