Cuando uno pregunta por la salud de alguien que está enfermo, hay quienes responden; “bien, al menos está respirando “. Y me pregunto: ¿eso es vivir?
Según el diccionario “vivir es existir, es no estar muerto, pero vivir es tener vida, se trata de estar en ella, de sentirla, de experimentar, de aprender de nosotros mismos, de los demás, de permanecer, de mantener, de aguantar las caídas, de disfrutar los horizontes de las victorias, de reír, de llorar, de compartir” … eso también lo dice el diccionario. Por eso, respirar no es vivir.
Soy de las que pienso que vivir la vida es toda una historia. Es forjar hechos que nos permitan Recordar, disfrutar, tener, agradecer, compartir, revolucionar aportar y mil verbos más que nos indiquen que estamos siendo felices y que si los problemas, flaquezas, perdidas, traiciones, sufrimientos y demás males llegan, tenemos vida, capacidad mental, fuerzas corporales a inteligencia para arreglarlas y encaminarnos nuevamente hacia la felicidad.
Por eso cuando te dicen que alguien al menos respira, es porque no tiene vida, se está muriendo.
Y hay muchos muertos en vida, no son los que están enfermos, son aquellos que no tienen proyecto de vida, que esperan que salga el sol para que llegue la noche, los que no tienen motivaciones, ni sueños o ilusiones porque sus de decisiones los llevaron a eso y no tuvieron el aliento ni las ganas para sobreponerse, esos respiran, pero están muertos en vida.
pero también hay personas que, si respiran, pero sus enfermedades no les permiten vivir, porque no sienten, no saben quiénes son, no conocen, apenas modulan, porque no pueden hablar, comen por inercia o porque se las dan, pero no las disfrutan, están postrados o sentados como entes esperando nada, porque no tienen nada, solo respiran.
Ellos, también están sufriendo y como no pueden expresarlo, alguna lagrima les sale y sus dolientes creen que es de felicidad, que está sintiendo. Pero no siempre es así, quizás están pidiendo a gritos déjenme tranquilo, no me mediquen más, no me llenen de terapias para seguir viviendo así. Déjenme descansar y tener la salud que de verdad necesito.
Como familia y allegado uno quisiera que nuestros seres queridos fueran eternos, pero no podemos ser egoístas, tenemos que ponernos en los zapatos de quien sufre enfermedades terminales para no alargarles una vida, porque los vemos respirar, eso no es vivir.
En lo personal, no quisiera que mis hijos, esposo y familiares tuvieran que sufrir ese calvario de tener que alargarme la vida porque respiro. Ya lo saben ellos, déjenme descansar e ir en paz, sin matarme, sin dolores, pero dejando que la naturaleza obre y para quienes tenemos fe, esperar a que Dios me llame, sin tener que lamentar y sin remordimientos. Eso es amor. Saber que voy a tener salud eterna.
No es fácil esas decisiones y seguramente cuando llegue la hora todos patinaríamos, por eso, es importante hablarlo en familia y si es el caso, dejar por escrito nuestros deseos de buen morir sin sufrimiento tanto para ellos como para uno. Hay conocimientos advertidos que se pueden notarizar y sin necesidad de hacer esfuerzos sobrehumanos y afanes heroicos, dejar que el dolor se vaya y que cuando podamos respirar, que sea en paz y en otra vida.
María que realidad tan cruda pero tan cierta gracias por compartir tanta sabiduría feliz día un abrazo grande