Definitivamente esta pandemia y el estar en casa cuidándonos, me tiene pensando.
Y sí, me ha vuelto más reflexiva, me saca temas para conversar con mi esposo, me da ideas para escribir, pero también me obliga a recapacitar sobre palabrejas como filantropía, que hacía años no escribía ni decía y que quizás algunos de los jóvenes que me leen no tengan muy claro, qué es eso de filantropía y por qué me estoy preguntando por ella.
“Filantropía significa humanitarismo o altruismo, es un sentimiento (empatía) que hace que los individuos ayuden a otras personas de forma desinteresada, es amor incondicional, es DAR sin INTERESES, sin fines de lucro y sin requerir nada a cambio hacia el ser humano”. Así lo define el diccionario de Google.
Y tiene sinónimos sacados del mismo diccionario, como: desinterés, desprendimiento, generosidad, beneficencia, benevolencia, caridad y abnegación entre otros. Todo esto, para contarles lo importante que ha sido la filantropía en la cultura antioqueña y lo grande que hizo a este departamento (un ejemplo de ello, son las fotos que hacen parte de este artículo y que lo hago también como un respetuoso homenaje).
Históricamente, en Medellín estos recursos de los filántropos paisas han sido el recurso más esperado para cubrir las necesidades y deficiencias de los más necesitados y por supuesto, el apoyo más grande para las obras que los gobiernos se han propuesto hacer, pero que con los recursos que les dan, no les alcanza.
Y no digo mentiras, por ello, hoy tenemos puentes con nombres de grandes personalidades que fueron filántropos como: estadios, colegios, escuelas, fundaciones, hospitales y clínicas. Aquí no es como en otros países, que todos esos monumentos que se construyen para disfrute de la gente tienen nombres hermosos, no, aquí la mano la pusieron los señores generosos que supieron dar, sin siquiera saber que sus nombres irían en letras de molde a su muerte.
Pero hoy la filantropía se está acabando. Ya no hay muchos que “dan de sí, sin pensar en sí”. Ya esos señorones se han venido muriendo y aunque modelaron con el ejemplo, son pocos sus sucesores que siguen ayudando.
Ahora la filantropía quedó en mano de las empresas y debemos reconocer que, con maravillosa generosidad, porque saben dar a manos llenas. Porque no escatiman cuando consideran que el proyecto lo vale y porque cuando la urgencia es manifiesta, no dudan en hacerlo con la mayor agilidad. Esa filantropía empresarial siempre nos ha acompañado y seguirá siendo poderosa.
También la filantropía tocó a los artistas, no en vano la mayoría de ellos tienen sus propias fundaciones para ayudar.
¿Pero, y la filantropía personal qué tal? Yo creí que se estaba acabando, hasta que nos llegó la pandemia.
Ya no es a manos llenas, porque todos estamos cuidando nuestra economía, pero sí la siento más generosa, más viva, con más amor, más con el corazón y porque estamos dando de lo que tenemos, no de lo que nos sobra, estamos partiendo de lo que tenemos y lo hacemos con todo cariño, sin restricciones, sin condiciones y lo hacemos público para conseguir dar más.
Yo les cuento que tengo muchos grupos de WhatsApp y en todos siempre veo esa filantropía, esa generosidad. Y es que no pasa un día sin que alguien dentro de esos grupos, no nos ofrezca comida que está haciendo doña fulana para pagar sus gastos y las de su hija enferma. No hay día en que no ofrezcan productos sembrados en las huertas caseras, recolectas con ropa en buen estado (lo que llaman hoy en día, la nueva economía o moda colaborativa circular) o consignaciones para para ayudar a un grupo de personas que necesitan mercados y así por el estilo.
Ya la filantropía cambió de grandes sumas a generosas donaciones. No hay cifras, nadie ha sumado lo que mucho o poco que hemos venido dando las personas en esta pandemia, pero sabemos que son generosas, sabemos que son del alma y por eso cambiaron.
Ya la “filantropía pandémica” cambió y dejó de ser exclusiva de los ricos o de las empresas solamente, ya todos nos volvimos filántropos porque nos hizo pensar en los demás y compartir de lo mucho o poco que tenemos.
Hoy, la pandemia cambió la filantropía por generosidad. La pandemia despertó en la mayoría de los seres humanos los verbos ayudar y colaborar, dar y compartir y COLABORAR A TIEMPO, SIN PENSARLO DOS VECES.
Buena reflexión!
Excelente artículo. Yo también me solidarizo con personas en estado de vulnerabilidad y nada más delicioso que poder ayudar a alguien sobre todo si es cercano a nuestro corazón. Mi mamá muy bien decía “es mejor dar que recibir”