¡Y llegó Navidad!

El día más esperado, el día de la familia, de los abrazos, regalos, encuentros familiares, comidas ricas, juegos para disfrutar, ajetreo de todos, emoción de los niños, ofusque de algunos adultos por lo que falta de tiempo y obviamente los grinchs que no faltan, pero… este año no hay nada de eso. ¡Plop!

Entonces, empecemos de nuevo: ¡llegó Navidad! El día más esperado del año, pero este año, será diferente.

Nuestra responsabilidad nos impide juntarnos en manada y estaremos muy mermados o solos. Eso es lo que más he escuchado hoy y también: “nosotros estaremos solitos, pero tranquilos, es mejor cuidarnos” y así es. Porque debemos ser sensatos y aceptar que la situación navideña este año será diferente: Sin dolores, llantos o nostalgias y disfrutando más bien de quien o de quienes estén con nosotros.

El mundo aún no se ha acabado. Así que hagamos lo mismo de siempre, pero con menos personas y amándolas más, mostrándoles nuestro afecto y gozando la nueva normalidad.

Soy de las que piensan que nada debe empañar nuestra dicha. Hagamos natilla, buñuelos, hojuelas, dulces, comida rica para dos o tres, no importa. Qué tal si esta vez no damos regalos y mejor nos abrazamos agradecidos con Dios por tenernos, vivos y con salud.

En lo personal, a pesar de tantas cosas vividas este año, muchas no gratas, debo agradecerle a Dios por todo lo bueno que me dio y aunque mis pérdidas de seres queridos fueron varias, también debo agradecer porque les dio la salud espiritual que necesitaban, la vida eterna y que seguirán con nosotros mientras los tengamos en el corazón.

Estoy convencida que celebrar la Navidad entre pocos será más agradable. Habrá menos ruido y nos escucharemos mejor. Será más alegre porque alcanzaremos a recordar, y cada quien sacará su mejor anécdota navideña. Definitivamente habrá más risas, porque la nostalgia nos llevará por aquellos viejos recuerdos que siempre nos han hecho felices y es que, recordar es vivir.

Será más recogida y calientica porque estaremos más juntos mirando arder la chimenea, o prendiendo una velita, o rezando la novena. Inclusive tomándonos una copita que nos calentará y hará de los recuerdos y de la misma situación, un grato encuentro.

Tengamos el propósito de rezar la novena hoy. Aprovechemos la tecnología y programemos una hora fija para el encuentro de la familia y los amigos para rezarla juntos. Vivamos ese momento tan especial para vernos con quienes están lejos, con los hijos que no pudieron estar presentes porque viven en el exterior o con los nietos que este año no lograron llegar.

Si algo bueno trajo esta pandemia, es que la tecnología nos ha permitido ver y compartir más con quienes antes no podíamos hacerlo, porque no había manera de que vinieran en estas fiestas por vivir lejos.

Por ningún motivo verbalicemos palabras como: “Qué pesar que no esté aquí fulanito”, más bien hazle una video llamada y dile lo mucho que lo amas. Borra de tu vocabulario: “Qué tristeza, qué dolor, qué pereza, es que no es lo mismo, maldita pandemia, cómo me hacen de falta” … etc.

¿Ves? Nada nos detendrá y todos estaremos si así realmente lo queremos.

Aprovecho para decirte a ti, que me estás leyendo, que estoy muy agradecida por tu compañía, por tus comentarios, por tu apoyo, por tu solidaridad y por estar pendiente de mis escritos en mi blog para opinar.

A ti que me lees te digo que tienes todo mi cariño y mi reconocimiento. Que, sin ti, no habría sido posible llegarte cada ocho días para sentir tu cercanía y que bendigo el momento en que decidiste aceptarme y recibirme en el silencio de tus lecturas de la noche o del día.

Te envío mi agradecimiento eterno, mi cariño y mi compromiso de que seguiré creciendo cada día con tu compañía y no seré inferior a lo que esperas de mí.

Desde mi casa, en donde estoy con mi círculo familiar más íntimo, o sea, mi esposo y uno de mis cuatro hijos, quiero decirte que somos una familia muy agradecida contigo y que nuestro mayor deseo es que jamás te sientas en soledad, porque si me necesitas para algo aquí estaré.

Recibe mi abrazo virtual, pero con la misma emoción y calor humano del que te daría personalmente.

Feliz Navidad