Así de sencillo comienza el mes de diciembre.
Ya estamos organizándonos para hacer el natilla, los buñuelos, comprar los aguinaldos, hacer las fiestas, ya decoramos la casa ¿y de reflexiones que?
Y es lo lógico. después de tanto tiempo guardados y temerosos de contagiarnos por el Covid, estamos organizándonos para hacer de esta Navidad, algo diferente, en donde quepamos todos, o al menos, la familia más cercana, porque de todas formas no hay que caer en la tentación de descuidarnos.
Ya los buñuelos y el natilla están oliendo y los regalos están en proceso de compra. Las fiestas del 7, 24 y 31 de diciembre están habladas o al menos ya se sabe dónde se harán, cuál será la casa, apartamento o finca que los acogerá.
La música a también está resuelta, nada mejor que la decembrina de siempre, la popular que arranca “ayayayes”, el vallenato que hace gritar “ay hombe” y que no falten aquellos diciembres y yo no olvido el año viejo.
Cada familia está haciendo cuentas de cuántos estarán en cada ocasión y quienes serán los extras que traerán este año, para poder decidir sobre la comida, las cantidades, las cuotas por persona y lo que cada uno deberá traer.
También están calculando cómo seguir cuidándonos y especialmente a los mayores, del virus, no se deciden si por el tapabocas para todos o por la distancia, pero lo que sí es claro es qué tienen que cuidarse.
También se está decidiendo por a quien darle regalo ahora que la situación esta difícil y que los bolsillos solo se llenan por un ratico.
¿Pero de las reflexiones que?
¿Qué hemos pensado de lo que pasó en este año?
¿Qué estamos decidiendo cómo metas para el año entrante?
¿Cómo estamos planeando la parte económica?
Reflexionar sobre las metas cumplidas este año y agradecer por ese logro es una prioridad. Es bueno agradecer por lo conseguido, especialmente por la salud después de haber vivido unos años tan difíciles con tantos amigos y familiares que se nos adelantaron y nosotros echados aquí viviendo. También por tener un trabajo, un hogar más que una casa y una familia unida.
Pero si nada de esto se dio, el año que viene vuelven a jugar, pero ya con el propósito firme de trabajar para conseguir esas metas. Nada se da gratis si no se lucha por ello.
Hay que ser estratégicos y trazar el rumbo, para conseguir eso que soñamos, pues está comprobado que quien trabaja bien y con inteligencia sus objetivos, si rendirse a pesar los obstáculos, lo logra.
Esta época de Navidad es propicia, además de festejarla y de comer sabroso y engordador, para pensar en lo que viene, tener los objetivos claros en el campo personal, pero también para pensar en los demás.
Allá afuera de casa y quizás al lado, hay alguien que sufre, que está necesitado.
En cada esquina por donde uno pasa siempre hay un ser humano necesitado de afecto, de cosas a materiales que a nosotros sobra o de comida.
Reservemos de lo mucho o de lo poco que tengamos para darle a quien, sin pedirlo, sabemos que lo necesita o a quien en la calle lo está solicitando, pero no lo hagamos por salir del paso o aliviar la conciencia, hagámoslo con afecto y con cariño. Regalemos algo a alguien así no lo conozcamos, pero no tirado y de afán. Envolvamos el regalo y en una tarjeta escribámosle un mensaje de esperanza. Que se note que lo hicimos pensando en ellos.
Seamos también agradecidos con quienes a bien nos sirven. Nos es simplemente pagar lo legal, es agradecerles su trabajo, su apoyo, su servicio y decirles de frente y a los ojos, lo bien que nos sentimos con ellos y démosles las gracias por hacer lo que a nosotros nos da pereza, o no podemos hacer.
Navidad se presta para todo, es la excusa perfecta para decir lo que sentimos por cada persona, para agradecer, para reconciliarse, para revivir la amistad, para acercarse, para abrazar y para desear de corazón que todo salga bien, que las fiestas transcurran en paz y que la felicidad siempre los acompañe.
Yo, a ustedes, mis queridos lectores y amigos, solo tengo palabras de agradecimiento por su constancia, paciencia, apoyo y cariño, y les manifiesto desde lo profundo de mi alma, mis deseos porque la felicidad, la salud y la tranquilidad los acompañen en estas fiestas de Navidad y que los regalos sean muchos en amor, perdón, y esperanza
Gracias a ti querida Vicky por compartir cada semana reflexiones de vida.
Recordemos que la magia de la Navidad no está en los regalos, sino en el AMOR que damos y recibimos.
Para ti y tu familia felicidad, salud y mucho amor!
Hermoso artículo, muchas gracias Maria por poner en palabras de forma precisa, linda y concisa, un mensaje necesario en el ejercicio de humanidad que debemos hacer en forma constante…
Muy bien dicho, no es tranquilizar la conciencia, no es sólo cumplir la ley, es vivir con el otro el cariño, la solidaridad, brindar el reconocimiento que llena el alma, es ver en cada uno de los demás, otro yo, un igual a mí que necesita, anhela, espera y agradece lo que con cariño le brindamos. Gracias, gracias, de conciencia y de estos sentimientos carece hoy mucha gente, la indiferencia nos quita humanidad