Me contaba una amiga, abuela de dos nietas, que su nieta mayor le decía: “porfa abuelita no me digas eso, que seguro me sale” y esta misma semana, mi hija, quien se recupera de una cirugía de cadera, caminó sin bastón y de inmediato me miró y me dijo: “por favor mami no me eches la sal”, total, cerré mi boca, pero al mirarnos nos reímos porque ambas sabíamos qué podría pasar si soltaba el bastón.
Y es que es verdad. Cuando a uno, un adulto le previene sobre algo, lo aconseja sobre algo, no es que sea brujo, ni adivino, ni mucho menos le desea que lo que le está diciendo le ocurra, es simple experiencia, porque ya lo vivió, ya lo sufrió, ya lo ha visto muchas veces y sabe que ocurrirá si no haces caso.
Pero como nadie experimenta por cabeza ajena, ahí vamos estar toda la vida llevando la contraria y dándonos contra el muro, el techo, la pared y más y hasta aporreándonos la vida por tercos.
Por mas que nos digan, por mas que veamos que tienen razón, no hacemos caso. Eso parece ser una condición del ser humano, experimentar en carne propia, lo bueno y lo malo, antes que atender un consejo, una sugerencia, un llamado de atención o una advertencia,
Normalmente los abuelos cuando quieren decir algo que sabemos traerá una consecuencia mala, decimos: “más sabe el diablo por viejo que por diablo”, les pedimos que nos hagan caso, les contamos la experiencia vivida, pero después nos enteramos que, por una oreja les entró y por la otra les salió.
Pero no hay que desesperanzarse, hay que seguir educando, contando, mostrándoles como se desarrollan las cosas, cual podría ser el camino y enseñarles a escoger lo que más les convenga advirtiéndoles de los posibles problemas que traería una decisión equivocada.
Y eso no va a cambiar. Estamos hablando del libre albedrio, o sea, esa habilidad y ese poder de decidir libre y voluntariamente sobre nuestra vida, es el reflejo de la voluntad de cada uno, no es ninguna fuerza exterior la que nos impulsa, es justamente la decisión propia, la voluntad de poder elegir y por supuesto, de afrontar las consecuencias de esa decisión.
Pero padres y abuelos, no hay que rendirse. Hay que contarles a estos jóvenes de hoy, nuestro nietos e hijos, la realidad de la vida, con la verdad, sin tapujos y con argumentos, porque ese cuentecito de “me tienes que obedecer porque yo lo digo”, se acabó, esa frase de “porque soy tu mamá y me tienes que obedecer”, tampoco les entra. Esas frases de abuelos y padres de “porque aquí mando yo”, “cuando usted se mande lo puede hacer”. Muestras vivas aquí tienes que obedecer y acatar lo que digo “, o “a tus abuelos debes obedecer y espetar”, esas frases ya no sirven, no les cala, no los satisface. Se ríen de uno en la cara y por supuesto, no hacen caso. Les vale madre.
Ahora, a los jóvenes hay que hablarles con argumentos, con conocimiento, explicando y modelándoles con el ejemplo.
Las frases de cajón de abuelos y padres, deben quedarse allí, en el cajón, ahora hay que sacar la inteligencia, para salirles adelante, la resiliencia para aguantar sus comentarios, la sabiduría para darles las respuestas acertadas y la paciencia para no mandarlos para el carajo
Casi siempre te leo TitaMaitoria y muchas veces he dejado algun comentario al respecto. Lo hago porque se que tus reflexiones semanales son tan cercanas a la condicion humana que estoy seguro dejan siempre una leccion. Contigo y tu post semanal piensa uno que no es cuantos likes puedes obtener, como los tienen otros que en redes sociales logran con asuntos intrascendentes. Lo importante es A QUIENES INSPIRAS, y eso ya es meritorio.
De tu reflexión de esta semana dire que es que los seres humanos creemos que nuestra generación es la mejor, la mas llena de verdad, la que nunca volvera. Nos creemos unicos e irrepetibles y eso está bien. Pero debemos entender que el munfo avanza, evoluciona y descubre nuevas formas para todo.
Hacer valer nuestro propio albedrio no deberia ser cuestion de cantaleta o imposision, vasta solo hacer las cosas bien, dejar un buen ejemplo y actuar coherentes a nuestros valores.
EL EJEMPLO…..siempre sera mas convoncente que un simple discurso.
Siempre es grato leerte.
Mi gerente preferida…
Nada más poderoso que las palabras de la mamá, siempre nos quieren ver de la mejor manera y que no nos suceda nada. Nosotros como tercos hijos, creemos que nos las sabemos todas y hacemos caso omiso a las amorosas recomendaciones!!!
Saludos!!!