No sé si a ustedes les pasa, pero en mi caso, estoy al borde del agobio pues a cada reunión donde llego, cuando me encuentro con las amigas a jugar cartas, cuando salimos de misa y nos vemos con los amigos, cuando ocasionalmente me encuentro con personas conocidas, de lo que se habla es de lo mismo: ¿cómo te parece lo del paro del 12 de febrero, será que van a acabar con todo?, ¿como ves la ciudad?, ¿No te parece que está acabada?, ¿Y que me cuentas del país, no te parece que vamos de mal en peor?, ¿y supiste que el cáncer está acabado con Fulanito?, ¿Si has visto cómo hay de feminicidios?,¿Qué opinas de los candidatos para la alcaldía y la gobernación, ves algún líder ahí?, ¿Ya viste la cantidad de huecos que hay en las calles y esta ciudad no tiene doliente?
Y así mil temas más que solo siembran desesperanza e incertidumbre, casi nadie, por no ser también negativa del todo, habla de algo positivo, tengo una amiga que llora de solo pensar que le van a meter gente sin nada en la vida, a vivir en su casa. ¿pero de donde sale toda esta incertidumbre?
Y si a esto se le sumamos las enfermedades que por causa propia de los años, estamos sintiendo, el agobio es mayor y la incertidumbre de lo que sigue es grave.
Cuando uno dice que a mí me duele la columna, al otro le pasa igual y le agrega el dolor en el cuello, el miedo a que los exámenes le salgan malos, el pánico a perder un ojo porque le está doliendo y todo a mi real sentir, es producto es el pánico colectivo que estamos viviendo.
Puede que, si hayas dolores ciertos, típicos de los años, pero la verdad, nos dedicamos a cargar temas que no podemos arreglar, nos montamos en el hombro, un piano de incertidumbres adelantándonos a lo que no ha pasado todavía.
Uno diría que es hasta lógico que estemos así, pero por Dios, nos vamos a morir antes tiempo porque estamos cargando supuestos y por si acasos, que en su mayoría deberíamos soltar o arreglar lo que está en nuestras manos.
Todos hacemos parte de este país y si seguimos rajando de él y siendo aves de mal agüero, sin saber, ni leer, ni conocer a ciencia cierta lo que está pasando, no solo vamos a generar más pánico sino que nos va a salir cierto, tal como pasó con el Cuento de García Márquez, cuando alguien dijo: “algo muy grave va a suceder en este pueblo” y sucedió, todo esta estaba bien, pero los malos presentimientos, cuando se pasan de boca en boca, se van volviendo realidad y terminan pasando porque es tanto el poder de lo malo, que de tanto decirlo, contarlo, multiplicarlos por redes y más, sucede.
Es claro que estamos en un gobierno de cambio, es claro que en Medellín no hay autoridad y que quienes nos gobiernan lo hacen bajo la corrupción y a pesar de las denuncias, no pasa nada, también es cierto que habrá manifestaciones en pro y en contra de todo lo que viene pasando, pero a ver: ¿quién de ustedes solo lo puede arreglar, quien, de ustedes, abuelos, abuelas, mamás, papás, solitos, van a enderezar este país, ningunoooo. ¿Y entonces que hay que hacer?
Y hay más, ¿por qué tenemos que cargar con las enfermedades de otros?, ¿por qué tenemos que buscar enderezar la vida de los demás?, ¿por qué sufrimos porque un equipo de futbol perdió el partido?, ¿por qué tenemos que acostarnos a escuchar ruidos para luego molestar a los vecinos, en lugar de acostarnos a descansar?, ¿qué necesidad hay de pelear en lugar de arreglar?, ¿Para qué insultar a una secretaria porque el jefe no nos atendió? y así miles de cargas no propias que nos enferman, nos agobian y viene la desesperanza y el decir: este país es muy malo. ¿Qué hay que hacer entonces?
Frente a tanta quejadera por temas que si bien nos incomodan o son importantes, hay que aprender a seleccionar y sobre todo, a informarnos antes de comenzar cadenas por WhatsApp, cuyo encabezado dice: “no es por crear incertidumbre, pero les recomiendo escucharlo” y ponen un video de un equis, hablando pestes de alguien, creando incertidumbre, invitando a mercar yaaa porque lo que viene es grave, para qué hacer eso, cuando de antemano sabemos que vamos a crear incertidumbre. Por favor, informémonos primero y luego con inteligencia ,planteemos soluciones si las hay o busquemos sin aspavientos, lo que haya que hacer.
Los expertos dicen que hay que soltar, que hay quitarse de encima lo que no podemos manejar y dejar lo que sí.
Para el caso del país la solución es votar con inteligencia cuando haya elecciones, informarse bien de quienes son los candidatos, sus antecedentes, lo que prometen y no van a poder cumplir y luego decidir, no votar por idiotas útiles y corruptos.
Si estamos enfermos, es nuestra responsabilidad visitar al médico y hacer lo que nos indiquen al pie de la letra, no lo que consideremos después de escucharlos y en lugar de quejarnos y regar el cuento, adoptemos una actitud positiva, eso de verdad es la mitad del alivio.
En cuanto al paro, no demos papaya, quienes no estamos en edad de salir a gritar a favor o en contra, pues quedémonos en la casa y si los que van a salir son nuestro hijos y nietos, pues hablemos con ellos, preguntémosles por qué van a salir a quebrar vidrieras a gritar, a pelear y enfrentarse con las autoridades, o por qué creen que hay que apoyar el paro.
Invitémosles a que reflexionen antes de acabar con el mundo. Estoy segura de que nos escucharán y al menos los nuestros no serán unos vándalos, así y solo así, desde la casa, desde a familia, sin miedo y con conocimiento, lograremos quitarnos de encima la incertidumbre y el agobio.
Piénselo bien, ya no merecemos vivir maluco ni cargando lo que no nos hace bien.
Maria V. Me gustó mucho tu artículo, es un radiografía de lo que estamos viviendo en nuestro país. Hagamos caso omiso a las redes sociales, pues esa desinformación es la que nos envenena.
Maria Victoria, de acuerdo contigo. Con más frecuencia de lo que pensamos, resultamos cargando pianos ajenos, nos dejamos afectar por rumores, noticias falsas, comentarios sin fundamento y sin autor conocido que van y vienen y que producen enfermedades sociales. El ejemplo del texto de García Márquez ilustra perfectamente el riesgo de engancharse en la cadena del rumor que empieza como una pequeña frase y se convierte en una bola de nieve y fácilmente arrasa a quienes alimentaron ese fantasma.
Todos somos responsables de nuestra salud mental individual y co-responsables de la salud mental colectiva. Como tú bien lo dices, hay posiciones y decisiones personales que nos permiten actuar de manera adecuada, de acuerdo con las posibilidades que tenemos y especialmente con base en la realidad.
Has puesto el dedo en la llaga querida Vicky!
Comparto de principio a fin tu columna. Se trata de vivir bien los años que nos quedan. No vale la pena sufrir antes de que llegue el dolor.
Gracias Maria por sacudirnos, hay qué mirar lo bueno, ser optimistas y en especial responsables en las próximas elecciones, de nada vale quejarnos
Vicky como siempre nos traes una sana y aliviadora reflexión,,,, cargar lo que podemos controlar.
Un abrazo