Por fin tuve la oportunidad de escuchar a una persona sensata, que sin odios y sin prejuicios y sin ideas preconcebidas nos habló en una conferencia Rotaria, de mi Club Rotario Medellín y con base en argumentos y una encuesta seria, nos hizo ver desde otra perspectiva diferente a las redes y medios de comunicación, lo que pasa en nuestra ciudad y país, en una conferencia titulada: Medellín: La verdad no contada.

Se trata del doctor Luis Fernando Duque, un Ingeniero Mecánico de la UPB, con M.B.A en EAFIT; especialista en Management en BERKELEY, Estados Unidos. Industrial desde hace 50 años, Chairman en ITRACER Medellín y Miembro de variadas Juntas Directivas en Colombia y en el Extranjero.

Fue una conferencia de esas que lo dejan a uno pensando y sus conclusiones me llevaron a escribir este artículo, porque la situación lo amerita y porque si bien nosotros tenemos que hacernos valer, por nuestra experiencia y conocimiento conseguido a través de los años, no hay que estigmatizar a los jóvenes que hoy se levantan y protestan. Por el contrario, debemos hacer valer nuestras canas, pero sin desconocer a los jóvenes, sino que vamos a acercarnos más ellos y a mostrarles con argumentos, para que sirven los paros, los bloqueos y demás, pues nosotros en alguna ocasión lo vivimos y sabemos para qué sirvieron y qué causamos.

Vamos a demostrarles que podemos volver a tener la Medellín y al país que soñamos, pero primero hay que conocer su historia.

Para ustedes no es un secreto que, las revueltas que se vienen presentando en el país y la intención que hay de sacar al Alcalde de nuestra ciudad, si bien se parecen, son diferentes, pero que ambas tienen en común el desbordamiento de hechos y palabras y la violencia. Por eso, hay que hablar con los jóvenes, en lugar de estar diciendo en redes, quienes serán los padres de esos muchachos que están acabando con todo o mostrando memes de un burgomaestre que ya sabemos y sabíamos quién era.

Hay que ir por las vías del dialogo y la ley. Eso sí, como decía nuestro conferencista, no podemos dejar vencernos por las redes, ni por la guerra de la cuarta generación, ni por los periodistas irresponsables, y aquí me tengo que lamentar de mis colegas, no todos por fortuna, sino los que se creen jueces y fiscales o peor aún, de quienes, desde sus mansiones, fincas, o desde el exterior, acompañados por un wiski, se sienten izquierdistas y todo lo que les huela a gobierno es malo sin analizarlo. A esos, se les olvida que los primeros en sufrir serán ellos. Que sus cadenas se verán silenciadas porque no habrá quien las patrocine, a no ser que el gobernante que subieron al poder se los permita. Hasta aquí mi aclaración.

Y tampoco debemos dejarnos vencer por los gobernantes ineptos.

Todos hablamos de que el país debe dar un viraje, porque los narcotraficantes, los corruptos y las malas administraciones, nos llenaron de problemas y el pueblo no aguantó. A ello se le sumó la pandemia, que, al tenernos guardados para proteger nuestra salud, nos desbordó a todos y qué mejor manera de expresar tanto descontento que haciendo un paro, usando la violencia, y hablando mal del país. OJO AQUÍ, las palabras tienen un peso infinito y cuando se verbalizan tan seguido, se van convirtiendo en realidades de a puño y terminamos como el cuento de Gabo, en el que alguien, algún día, en un pueblo salió diciendo, hoy va a pasar algo en este pueblo y se regó el cuento de tal forma, que, sí pasó, a pesar de que no tenía por qué pasar. ¿Lo leyeron? Se llama: “Algo muy grave va a pasar en este pueblo“ y pasó. Porque alguien verbalizó un parecer o una premonición sin fundamento.

No podemos seguir diciendo: “Este país se acabó”, que “la economía no da más”, “hay que virar hacia otro lado”, “este país esta incendiado”, “ya lo que sigue es que vamos a volvernos como Venezuela” y así por el estilo, porque nos lo vamos a creer y sucederá.

Es cierto que están pasando hechos graves, pero insisto, hay que actuar, cada uno desde su conocimiento, pero buscando soluciones, no agravándolas.

Hay que hablar con los jóvenes, que al fin de cuentas son nuestros hijos o nietos los que están en las calles, generando protestas y buscando salidas a la pandemia, a la corrupción, a las promesas incumplidas y más, pero enseñándoles la historia e invitándolos a que lo hagan no con vandalismo, sino desde la ética, los valores y los principios y con la autoridad que nos brinda el conocimiento, la experiencia y la historia, porque ya estamos maduros y nuestras canas no son en vano.

NOTA FINAL

Quiero compartirles un video que justamente habla de una Medellín de los jóvenes, su perspectiva de ciudad, lo que ven de ella, y cómo la sienten. Es un video hecho por Comfama y Eafit entre otros muchos. Un éxito en mi concepto. Es la otra Medellín vista desde otro ángulo, sin desconocer lo que somos.

https://youtu.be/KK6_KzhhmgA solo den click allí y podrán verlo.

¿Y ustedes qué piensan?