Me imagino que, al leer el título, ya algunos de ustedes pensaron, con qué irá a salir, otras, las mujeres, pensaron: que tema tan harto, no quiero saber de la edad, vieja la cédula, y así muchos pensamientos fluyeron por sus cabezas.

Pero no. No voy a hablar de años, voy a hablar de lo que nos va pasando con la edad, para que vean que no están solos, que no es solo a ustedes a los que les pasa, que no son los únicos que sienten eso, somos muchos a los que con la edad, vamos viendo, sintiendo y cambiando.

Algunos dicen que, cuando nosotros, los muchachos y muchachas de mi edad, nos reunimos, solo hablamos de enfermedades y como chiste, hablan de que ya no vamos a mercar, sino a la farmacia, en fin, hablan y hablan de temas que aquejan, pero tampoco voy a hablar de eso.

Voy a hablarles del estado de ánimo, porque lo otro, ya viene por añadidura.

A veces el estado de ánimo nos hace ver emocionalmente acabados, mentalmente agotados, espiritualmente muertos, físicamente sonrientes y al ratico o más adelante, ingobernables.

Cuando digo que nos vemos emocionalmente acabados, no es tanto por los años, es porque hemos cargado tanto en la vida y no hemos sabido soltar, porque le seguimos dando vueltas y vueltas a las cosas, a veces ni siquiera son nuestras y nos hacen ver acabados, pensativos, idos, sin concentración, se nos olvida lo importante y caemos en depresión, al punto que no queremos salir, ni festejar, ni disfrutar.

Eso es estar emocionalmente acabados y solo uno mismo lo tiene que superar. Remedios para eso no los venden en la farmacia, porque lo que tenemos cargando en la mente, ni siquiera es nuestro y sí lo es, suéltalo o vas a padecer más y lo que sigue son dolores físicos y ahora sí, la edad se te va a salir más temprano, porque estamos mentalmente agotados de pensar y pensar y no dar con soluciones, para saber que la respuesta está en uno mismo, solo hay que traerla al consciente para poder seguir adelante.

He escuchado por ahí, que cuando uno ve a alguien que fue su compañero de colegio de universidad. Alguno dice “ uyuyuy este  sino dejó nada para la vejez” y claro uno lo mira y lo ve física y espiritualmente muerto y la razón : las cargas que lleva, los problemas que lo aquejan, el túnel sin final, y el corazón adolorido, porque se le olvidó que el corazón no late por nadie, late es por uno.

Pero el estado de ánimo es muy voluble, tan pronto nos vemos a punto de fallecer y al ratico o más adelante estamos físicamente sonrientes como si no pasara nada. Nos ocultamos nosotros mismos ante los demás para no estar de quejumbrosos ni de cagalástimas, de nazarenos, de sufridos y empezamos a aparentar lo que no somos, a mostrarnos como si viviéramos en el paraíso, en lugar de enfrentar todos los temores, de solucionar los problemas o de buscar ayuda, para poder mostrarnos como en realidad somos.

Pero ahí no para el tema, el estado de ánimo también nos hace ingobernables, sea hombre o mujer. “Como dice el dicho: no hay trapitos con que cogernos”, todo por nuestra incapacidad para reconocer lo que tenemos, para soltar y llorar por todos esos guardados que traemos a cuestas y que deberíamos haber soltado hace años, porque después de viejos nos cogió la soledad, por no haber sabido guardar para el futuro y por no haber aceptado la compañía cuando nos la ofrecieron, lo que tenemos que hacer es enfrentarnos a nosotros mismos.

Si traes cargas, suéltalas, si cargas penas de amores o de despedidas de seres queridos o no queridos, llóralos hasta que se te sequen los ojos, porque de lo contrario, todo te dolerá y ahora sí, tendremos que hablar de que los años se nos vinieron encima.

No intentemos justificarnos por lo que no hicimos antes de llegar a la edad madura, a la tercera edad o a la última.

Porque el amor propio, el respeto, la lealtad, la fidelidad, las aventuras, los abrazos, la compañía, las sonrisas, el vivir bueno, no son un regalo que tengas que pedir, porque nadie te puede dar lo que tu eres capaz de darte, eso no se regala, se construye.

Tenemos que dejar de ser tan flojos con la vida, porque los flojos no van al cielo, a esos los vienen a buscar. nosotros debemos ser nuestra propia inspiración.