Si yo fuera la abuela de todos sus nietos y éstos me preguntaran: ¿titamaitoria, ¿qué es lo que está pasando en la ciudad que hay tanto alboroto?, ¿qué los que pasa con la persona que manda en Medellín, que oigo muchas cosas malas de él?

¿Saben lo que haría?, les contaría una historia.

Los invitaría a tomar un buen rato con pastel y helado en mano y a manera de cuento, les daría una clase de historia de Medellín y de Colombia, para ubicarlos.

Y arrancaría diciéndoles: bien saben ustedes que soy periodista y que como tal trabajé en varios medios de comunicación y vivo expuesta a ellos porque me gusta escuchar, noticias, leer opiniones, mirar lo que dicen los expertos y ahora, me encanta entrar a conferencias virtuales por las diferentes plataformas para estar enterada.

Pero lo que les voy a contar, no es una historia que me contaron, es la que viví, la que sufrí, la que me tocó contar.

Les diría a mis nietos, que su titamaitoria hace más de 25 años les tocó vivir, la época del narcotráfico, la de la guerrilla y por supuesto la de la paz y  la del alboroto de hoy en Medellín.

Les diría que, mi papá, mi tía, mi primo y diez músicos más, de la banda Marco Fidel Suárez, una banda de pueblo reconocida en la ciudad, explotaron con una bomba que pusieron los narcos en la plaza de toros La Macarena. Que diez músicos murieron y mi padre y tíos quedaron heridos. Mi padre se recuperó, pero mis tíos no. Ella, quedó cuadripléjica, perdió un ojo y su vida y la de sus hijos acabó ahí, él, quedó lesionado de por vida en varios de sus sentidos y aunque se recuperó en parte, ya no es el mismo.

Les contaría que, como directora de medio de comunicación, me amenazaron varias veces, trataron de hacerme una de las llamadas Pescas milagrosas y me quemaron un carro de la cadena radial para la cual servía, que era como una emisora ambulante, como advertencia.

Les diría que, como periodistas, los turnos eran dobles, porque cada día esperábamos la detonación de una bomba que acabaría con vidas, como retaliaciones.

Le diría que nuestra sede donde trabajábamos, sufrió un daño colateral con una bomba, por fortuna sin pérdidas humanas, pero si muchos daños.

Le contaría que los políticos de turno, sufrieron en carne propia la justicia por propia mano, pues al corrupto no lo juzgaban, sino que lo mataban.

Les enseñaría el sinnúmero de personas buenas, de líderes de todas las profesiones, que sufrieron la muerte a manos de la delincuencia y los narcos

Les contaría, cómo los equipos de fútbol del país fueron permeados por la mafia y las consecuencias que ello trajo y que aún hoy se siente.

Les diría lo encerrados que estábamos en nuestro propio país, porque no podíamos viajar por tierra porque la guerrilla se había tomado las vías y secuestraban sin consideración.

Les contaría cómo se calmaron los ánimos y que y quienes hicieron algo para sacar el país de esa encrucijada.

Les mostraría y enseñaría que hubo un acuerdo de paz, y que consecuencias nos trajo, las buenas y la no tan buenas.

En fin, los pondría en antecedentes y les iría contando por capítulos diarios, para que la emoción de la historia se despertara en ellos, para que sintieran la necesidad de buscarme para seguir contándoles, pero lo más importante, para llegar a hoy y poderles responder sus preguntas.

Eso como antecedentes, para que supieran y conocieran de primera mano, lo que le pasa a un país, cuando no hay una política social justa, cuando las instituciones se venden y son corruptas, cuando la sociedad no se une en torno a un objetivo común y busca salir adelante, cuando todos nos convertimos en espectadores y no hacemos nada, cuando no surge un líder, que primero sea gente, luego honesto y honrado y cree confianza, pero lo de hoy se los diría así:

Cuando uno no conoce la historia, tiende a repetirla y por eso se eligen a personajes de los cuales sabemos poco, pero se venden con ilusiones.

Que cuando uno no está expuesto a la información, sucede que, a la hora de votar por un líder, escogemos el de cara bonita, el de mejor bluyín, el que camina las calles, el que las da de pobre, el que dice no ser nadie y se hizo de la nada, el que dice lo que quiero oír y el que promete lo que uno se sueña, el que, según los ideales jóvenes, es cool y representa mi pensamiento de hoy, pero desconozco sus antecedentes.

Les diría que la confianza en un mandatario es vital, sin ella no hay gobierno, no hay credibilidad y todo se viene abajo y que la confianza se construye desde las campañas, por ello, hay que estar bien informado y leer y analizar, las palabras que entre líneas dicen los que aspiran a cualquier tipo de puesto de poder.

Les diría, que quien sabe trabajar en equipo, quien oye y escucha consejos, que quien se rodea de buenos asesores, que quien no barre de una con todos los que ocupan cargos de importancia, quien mantiene en sus cargos a quienes tienen el conocimiento y no la politiquería, esos son los que hay elegir.

Les hablaría de la izquierda de la derecha, del centro, de lo fácil que resultas socialista o comunista, cuando se tiene dinero y está en una finca disfrutando la pandemia, de la esencia del socialismo y del comunismo, sin reservas y, en fin, los invitaría a leer, o les invitaría a que cuando tengan preguntas o dudas, nosotros sus abuelos, siempre tenemos una respuesta honesta que podrán confrontar más adelante, cuando crezcan o cuando comiencen su gusto por la lectura.

Les buscaría libros sobre política, fáciles de entender, les daría libros de buena historia narrada por autores que la vivieron.

Y sobre lo que pasa en Medellín, también les hablaría de la importancia de nuestras empresas públicas y privadas de manera amena y con historia, para que al final entiendan que tan grave o no es la situación.

Les hablaría de l importancia de la empresa privada, de lo que representan las alianzas público-privadas, de quiénes manejan las nuestras y qué hacen y en fin, terminaría haciéndoles un parangón entre lis líderes empresariales y los políticos, para que visualicen.

No me daría miedo hablarles sin tapujos, pero con la verdad, con claridad y sin apasionamientos y si algo me llegará a salir muy apasionado, también les diría lo que pienso.

Animo, construyamos desde ya, en las cabecitas de nuestros nietos, démosles, los argumentos para que estén enterados, indiquémosles las herramientas que tienen a la mano para aprender y démosles argumentos para que sepan elegir.

Eso es ser abuela política, no politiquera, ni media tinta.