No importa si estás vieja.

No importa si casi no escuchas.

No me importa si ya no caminas derechita y erguida con tu elegancia de siempre.

Menos me importa si no sostienes en tu memoria una conversación acabada de hacer.

Tampoco me interesa saber que estas perdiendo la memoria cercana.

Que carajos me cuesta repetirte hasta al cansancio la respuesta a la misma pregunta hecha diez veces en tres minutos.

Lo que me importa es que estás aquí, que te puedo ver, tocar, besar, decirte que te amo, verte caminar agachadita con tu bastón, pero derechita cuando te sientas en tu silla haciendo sopa de letras y crucigramas.

 

Me agrada ver tu cara cuando me ves llegar, sola o acompañada, y me haces siempre la misma pregunta: ¿Qué hay de los ausentes? (para referirse a mis hijos que viven fuera del país).

Me emociona recibir esa caricia, cuando coges mi cara con tus dos manos y me dices que estoy muy linda, o repuestica (por no decirme gorda), o caronchita (por no decirme cara de bolita).

Me sobrecoge escucharte hablar de las cualidades de cada uno de tus nietos y en especial de los míos, cuando uno a uno los vas nombrando.

Me encanta sentarme a comer contigo, porque lo haces con buena educación, con ganas, pero siempre pendiente de que a mi esposo o a los de mis hermanas les atiendan de primero.

Todavía me rio cuando acosas a mis hermanas o a la trabajadora, para que les den lo mejor a los hombres y lo más bastante, porque “así debe ser”

No hemos podido quitarte lo machista que eres, y ya ni lo intentamos, pues para ti primero son los esposos y hermanos, que las mujeres.

Cómo no agradecer tu presencia día a día en nuestra casa y que seas todavía el centro de nuestro amor y de las mejores atenciones.

Pero también me duele, cuando veo que cada día vas perdiendo mas tu memoria cercana y hablas de estar en un año que no es el actual, pero me das ejemplo de lo que es el amor, cuando a diario y por cualquier motivo evocas a nuestro papá, ese hombre que te amó hasta el ultimo suspiro y por el cual tu suspiras ahora.

Como no copiarte ese amor de esposa ejemplar, y que fuiste capaz de parar el tiempo, y decidiste no acordarte de mas nada desde el día en que él murió y que detuviste el tiempo por él, y solo tienes claro lo buen esposo, padre y amigo que era, lo generoso y amoroso y lo que te quería.

Marcas ejemplo cuando nos pides que te pongamos los boleros y la música que mi papá te ponía o tocaba para ti, como buen músico que fue. De él nada se te olvida y jamás permites que se nos olvide porque siempre lo tienes presente.

Por eso mamá, y por el ejemplo que nos has dado, los valores que nos has inculcado y las frases, sencillas pero llenas de filosofía y de enseñanzas que nos das, es que no puedo equivocarme al decir que eres la mejor en su estilo y que realmente somos tus hijos porque nos modelaste a tu imagen y semejanza y sigues haciéndolo a pesar de lo mayores que estamos tus siete hijos.

Cómo no agradecerte tus palabras cuando nos enseñaste a ser solidarios y te decíamos que no regalaras todo, y nos contestabas que era que alguien lo necesitaba mas que tu y que nosotros, o cuando llamaban a la puerta a pedir limosna, y desajustabas cualquier otro compromiso para darle a quien lo pedía, y nos mirabas y decías que “eso el Señor lo multiplicaba”, y así era.

Tampoco olvido tus famosas frases cuando salíamos con los amigos: “mija cuídese y compórtese con mucho fundamento”, y que nosotros la volteábamos y te la repetíamos diciéndote que tranquila, que nosotros cuidábamos el fundamento.

Por eso y por más, debo agradecerle a Dios tu presencia tal como estás a esos 93 años. Reconozco que, si bien tu vida te la hacemos lo mejor que podemos, no hemos podido quitarte esa tristeza de tu rostro, porque es clara tu nostalgia por la ausencia de tu esposo amado.

Este domingo 8 de mayo de 2022, te festejaremos como siempre, todos juntos, hijos, nueras, yernos y nietos, todos demostrándote el amor que te tenemos, aunque sabemos que después olvidarás quienes estuvimos, qué hicimos y que te dimos, pero eso no me importará, porque te pude y puedo seguir abrazándote, y repitiéndote hasta el cansancio, que te amo.

PD: para muchos de ustedes, que ya no la tienen en este mundo, les queda el consuelo, de lo buenos hijos que fueron, de lo mucho que la amaron, de que dieron todo por ella y que mas temprano que tarde, con fe, se volverán a reunir. Para ustedes, mi abrazo amoroso y solidario. Y por favor, celébrense ustedes en su doble condición, de madres y abuelas, se lo merecen.