Los seres humanos somos muy propensos a esperar que todo lo que hagamos por otros, tenga una recompensa.
Pero no solo es eso, también esperamos que nuestro buen comportamiento, nuestros éxitos, las luchas y todo lo que hagamos que beneficie a alguien, tenga un agradecimiento sincero.
Y vamos más allá. También esperamos que el favor que hicimos sea reconocido por el beneficiario, y nos lo devuelva después con creces.
Todavía no sé si eso es propio del ser humano, o son las grandezas que queremos que nos reconozcan, por hacer lo que verdaderamente teníamos que hacer.
No sé hasta qué punto es bueno o no, esperar que lo que hacemos bien, tenga que ser reconocido y aplaudido, o pagado con la misma moneda.
Y no lo sé, porque he visto como muchos se frustran, porque cuando lo necesitaron no encontraron esa recompensa.
Por eso me pregunto: ¿es bueno esperar o no?
Recientemente escuché una historia de alguien conocido, como con llanto, narraba que después de estar por fuera unos días de vacaciones, cuando volvió a la casa, solo la mamá la recibió bien, y quienes vivían con ella ni se pararon a saludarla, sabiendo que ella era parte importante de ese hogar, cuidaba de su mamá y estaba pendiente de que todos estuvieran bien. Entre sollozos decía que no la valoraban, que pareciera que no hacía falta, cuando en realidad era el alma y nervio de la casa, o sería que se enojaron porque sacó escasos días de vacaciones.
También he visto como algunas mamás, se quejan de que no encuentran quien las apoye con el cuidado de sus hijos cuando realmente lo necesitan, por parte de sus amigos o familiares, cuando ellas tan bien les han servido.
Y conozco también, a quienes se quejan de sus ahijados, a los cuales ubicaron en cargos o puestos buenos de trabajo, que ni las gracias dieron y menos una atención presentaron.
Y escucho a diario decir, que fulanito o peranito es un desagradecido porque…. mil cosas que ustedes imaginarán, pues seguro les ha pasado.
Estos ejemplos que aquí describo, son apenas unos mínimos y son los más comunes, son de diario, y para mis adentros pienso que todo lo que uno hace bien por los otros, debe causarnos satisfacción a nosotros, a nadie más.
Estoy casi de acuerdo con mi hija que siempre dice que lo mejor es no esperar nada de nadie, hacer las cosas sin mirar ni esperar recompensas, y lo mejor es hacerlas uno mismo, o buscar en otro lado, para no quedar con deudas pendientes.
Digo casi, porque a uno desde pequeñito le deberían hablar del agradecimiento, palabrita ésta que dice tanto y que aporrea cuando no se practica, porque en el fondo, nadie espera otra cosa, que el agradecimiento por lo que se hace, dice, da, o ayuda. Es eso, no es que te paguen con la misma moneda, no es que te den el Nobel, no es que te saquen en los periódicos o en la prensa en general, es que te agradezcan, y esa virtud, de verdad que sí está en desuso.
Pero tampoco es una virtud, es un valor que se enseña en casa, que los padres deberíamos meterles en la cabeza a nuestros hijos y nietos en formación. Agradecer es de grandes. Algunos dicen que agradecer es una actitud, es un gesto emotivo que se da por algún beneficio recibido, y eso también es cierto, porque la satisfacción que genera un favor hecho, debería desencadenar en el ser humano, ese sentimiento de gratitud.
Y ese agradecimiento debería bastar. Recibir unas gracias, acompañadas de un abrazo o de un beso, debería ser suficiente. Recibir un “Dios te pague”, cuando el favor o el beneficio sea gigante, debería llenarnos el alma, pero no, hay quienes quieren recibir el mismo beneficio que dieron y es ahí donde la frustración llega, el dolor se apropia del alma, el llanto florece y el rumiar el desengaño por la gente malagradecida aparece.
Estas reflexiones que me hago como abuela que ha vivido mucho, que ha dado mucho, que ha recibido mucho, son solo para invitarlos a pensar que de las cosas buenas que hay en la vida, es dar.
Lo mejor de dar, es hacerlo de corazón, sin esperar nada, es dar de sí sin pensar en mí, como decimos los Rotarios, es entregar hasta la vida si fuera preciso, sin esperar que el otro también se muera por uno. No. Es dar por dar, es entregar por gusto, es ayudar porque nace del alma, es hacer el bien, sin mirar a quien, es entregar con la mano derecha sin que la izquierda lo sepa, es simplemente ser y hacer lo correcto, porque así debemos ser los seres humanos.
Por eso, ahora en esta navidad, los invito a compartir de lo mucho o poco que tengan, a mirar para los lados y ver que hay personas que requieren de algo que tú tienes de más.
Regala y abraza sin esperar lo mismo, solo por la satisfacción propia de que estás haciendo el bien. Ese es tu agradecimiento y te lo das tú mismo.
Es verdad hay que dar sin esperar nada a cambio mi mamá nos enseñó que uno da que las cosas buenas siempre se devuelven sólo por inversión con la misma vida hay que dar
Soy de las que creo que lo bueno y lo malo se devuelven entonces hay que hacer las cosas bien
Mi adorada Viky estofe acuerdo con tu hija cuando uno da es porque le nace de otra manera siempre va esperar agradecimiento
También creo como tú que hay que enseñar a los hijos y nietos a agradecer
Y también creo que cuando uno ayuda lo debe hacer de corazón ♥️